En momentos de cambio social o transiciones abruptas, surgen siempre espacios para la reflexión, para la conciencia y el sentir de manera global.
La evolución de la sociedad y la cultura está ligada a nuestra capacidad de cambiar la forma de sentir y expresar las emociones. Una de esas voces se ha hecho "viral" en redes sociales estos últimos días tan desconcertantes.
Se trata de la psicóloga Francesca Morelli, quien ha subrayado una serie de factores dignos de considerarse. A continuación escucharéis la traducción del maravilloso texto de Morelli:
"Creo que el universo tiene su manera de devolver el equilibro a las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas. Los tiempos que estamos viviendo, llenos de paradojas, dan que pensar...
En una era en la que el cambio climático está llegando a niveles preocupantes por los desastres naturales que se están sucediendo, a China en primer lugar y a otros tantos países a continuación, se les obliga al bloqueo; la economía se colapsa, pero la contaminación baja de manera considerable. La calidad del aire que respiramos mejora, usamos mascarillas, pero no obstante seguimos respirando...
En un momento histórico en el que ciertas políticas e ideologías discriminatorias, con fuertes reclamos a un pasado vergonzoso, están resurgiendo en todo el mundo, aparece un virus que nos hace experimentar que, en un abrir y cerrar de ojos, podemos convertirnos en los discriminados, aquellos a los que no se les permite cruzar la frontera, aquellos que transmiten enfermedades. Aún no teniendo ninguna culpa, aún siendo de raza blanca, occidentales y con todo tipo de lujos económicos a nuestro alcance.
En una sociedad que se basa en la productividad y el consumo, en la que todos corremos 14 horas al día persiguiendo no se sabe muy bien qué, sin descanso, sin pausa, de repente se nos impone un parón forzado. Quietecitos, en casa, día tras día. A contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor si no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?
En una época en la que la crianza de los hijos, por razones mayores, se delega a menudo a otras figuras e instituciones, el coronavirus obliga a cerrar escuelas y nos fuerza a buscar soluciones alternativas, a volver a poner a papá y mamá junto a los propios hijos. Nos obliga a volver a ser familia.
En una dimensión en la que las relaciones interpersonales, la comunicación, la socialización, se realiza en el (no) espacio virtual, de las redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, que nadie se bese, que nadie se abrace. Todo se debe hacer a distancia, en la frialdad de la ausencia de contacto. ¡Cuánto hemos dado por sentado estos gestos y su significado!
En una fase social en la que pensar en uno mismo se ha vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros. La corresponsabilidad: sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te rodean y que tú dependes de ellos.
Dejemos de buscar culpables o de preguntarnos por qué ha pasado esto y empecemos a pensar en qué podemos aprender de todo ello. Todos tenemos mucho sobre lo que reflexionar y esforzarnos. Con el universo y sus leyes parece que la humanidad ya está bastante en deuda y que esta epidemia nos lo está viniendo a explicar a un precio muy caro."
¿Qué te parecen las reflexiones de esta psicóloga? ¿Qué sacaremos de todo esto? ¿Cómo estás viviendo estos días? Ojalá que todo vuelva pronto a la normalidad y que podamos echar la vista atrás sintiéndonos orgullosos del papel que jugamos en la pandemia del 2020.
Ánimo, salud y un abrazo a todos.
¡Hasta la próxima!
Artículo de Cultura Inquieta completo: bit.ly/2wkgOMo
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